C.D. Oliver - 2 : U.D. Montecarlo - 0

El Montecarlo se hizo el “harakiri” en un partido que tenía totalmente controlado pero que tras regalar el primer gol, no supo entender como jugar en el vendaval de la camisera, sucumbiendo ante un equipo que consiguió dos goles sin crear peligro, pero aprovechándose de los errores del rival y del colegiado.

Comenzó el partido con un fuerte viento en el campo municipal de la Camisera y los de torrero lo hacían en contra del mismo, y tras unos minutos de tanteo ya se vio las intenciones de cada equipo, los locales buscaban con ahínco llegar a las proximidades de la frontal para intentar coger algún disparo que, ayudado por el fuerte viento, crease peligro sobre la meta de los de torrero, y estos conseguir robar en la medular para aprovechar los espacios por detrás de la defensa local. 

Y fueron los visitante los que mejor se manejaron contra el fuerte viento, cerrando los intentos de los locales y saliendo varias veces con peligro, de manera que el Oliver ni se acercó a la meta rojilla mientras estos dispusieron de dos buenas ocasiones para inaugurar el marcador, las más claras un pase al espacio que sale fuera por poco tras el disparo cruzado de un delantero, y un balón que le cae a un delantero sólo ante el meta del Oliver pero que dispara mal, Llegamos al descanso con la sensación de que el Montecarlo había sido mejor y había perdonado a su rival. 

Salió el cuadro rojillo dispuesto a finiquitar pronto el partido en la segunda mitad y comenzó una gran presión sobre su rival que apenas podía sacar el balón de su zona. Así aún no se llevaban ni 5 minutos cuando llegó uno de los errores que marcarían el partido, siendo el protagonista el colegiado al anular un gol totalmente legal a los de torrero por entender fuera de juego tras una buena pared entre la delantera visitante; sin duda que este gol hubiera cambiado el signo del partido, pero “errare humanum est” y con 30 minutos por delante no se puede justificar la derrota sólo en este hecho o yo al menos no lo voy a hacer. 

Siguió el Montecarlo con su presión y cercando a un Oliver que no salía de su campo, pero a los 15 minutos llegaría un segundo error que marcaría el partido. En un balón inofensivo cedido hacia el portero visitante, este no acierta a despejar bien con el pie y entrega el balón a un jugador local que marca a placer ante la desesperación del cuadro de torrero. Este gol supuso un punto de inflexión en el partido, y si el Montecarlo estaba intentando llegar a la portería contraria jugando entre líneas y sin abusar de balones largos, ahora comenzó a precipitarse y a buscar a sus puntas con demasiada celeridad lo que se demostró del todo imposible con el fuerte viento reinante. No sé cuántos balones largos intentó el equipo de torrero, pero fueron tantos como los que se marcharon fuera con ayuda del vendaval. Apenas hubo juego en esta segunda mitad, los locales no querían y los visitantes no podían, tan sólo reseñar una ocasión clara de la delantera rojilla que en posición dudosa no acertó a rematar. Ya con el equipo de torrero volcado y deslavazado en busca del empate llegó una jugada de los locales que a la contra obtendrían el 2-0 definitivo. 

Mazazo a las aspiraciones del Montecarlo en una liga en la que los de arriba no fallan y estos puntos perdido son muy difíciles de recuperar, pero hay que levantarse, aprender de lo ocurrido y volver a intentar seguir delante, que el sábado que viene vuelve la liga con más emociones.

La puyita de alasan: Es verdad que el día no era propicio para la práctica el fútbol, que sufrimos unas bajas importante, tanto antes del partido como al poco de comenzar, pero si hasta el minuto 15 del segundo tiempo fuimos capaces de manejar más o menos el partido, anulando al rival y llegando hacia la meta contraria en varias ocasiones, como se puede cambiar tanto al primer revés. No es la primera vez que nos ocurre, que no reaccionamos de manera correcta cuando se nos tuercen las cosas, pero no alcanzo a comprender como, viendo los resultados de los primeros balones largos que lanzamos, que se iban todos fuera del campo, no somos capaces de rectificar e intentar otra forma de jugar menos directa. 

Queda mucha liga, y si bien es cierto que nos alejamos un poco de la cabeza, aún hay tiempo de recuperar el terreno perdido si creemos en nosotros mismos y levantamos la cabeza.